miércoles, 10 de octubre de 2012

Así ·22

No es que me fije mucho, que también... Pero se ve de lejos, que eres tú.

Tú, con aire despreocupado, con una sonrisa eterna que aun detrás de unos labios cerrados sigue luciendo como si el paso del tiempo o de las malas experiencias no existiesen.

Y que descolocas cualquier cabeza, está visto... Y no es malo, es distinto, es otra sensación más que merece la pena.

Salgo a la calle por si te veo, y si escribo esto es por si lo ves. Que no es necesario, pero estaría bien.

Porque tu nombre en mis oídos suena a algo parecido a esperanza o a ilusión por ver que el mundo, desde que lo concebimos como tal, nos regala cosas tan tú...

Y no te estoy embolsando en la perfección, ni mucho menos. Tienes defectos, pero son como el frío o el calor, que cuando no están se les echa de menos.

Tengo suerte, ni tú ni nadie es consciente, quizás ni yo... Pero tengo suerte, me pase lo que me pase, por poder contar contigo.

Claro que, si mucha gente supiese por lo que he pasado, paso o pasaré... Vería el porqué de todo esto. Me he apoyé en ti, y tú no te quitaste en ningún momento, ni cuando de por medio había distancia o incomunicación temporal y yo lo noté, menos mal...

Pero, sin duda, lo más curioso e importante es que de los errores haces virtudes y de las virtudes haces silencio.