El pulso se acelera, el corazón dicta, ese es el momento, los pelos se elevan indefinídamente, los ojos se vuelven levemente cristalinos, llega el temblor general, la imposibilidad de tragar, la boca seca, los labios recién mordidos...
Estas son las sensaciones que dan sentido a todo; no el hecho de conocer a alguien y centrarse, el centro es para los indecisos y yo tengo claro lo que quiero. No, no nos asusta reír, no nos gusta disimular, no nos fiamos de nadie que no lo entienda, no prometemos nada...